Al arribar, los efectivos observaron una pelea entre varios masculinos y dos mujeres, quienes se agredían físicamente y arrojaban piedras y botellas de vidrio. Al notar la presencia policial, los involucrados se dispersaron rápidamente e ingresaron a sus respectivos domicilios. Según testimonios de los vecinos, los protagonistas serían integrantes de las familias Bustos y Olivares, conocidos por mantener conflictos constantes.
La tensión se trasladó también al entorno: una vecina se vio afectada por la situación cuando su hija menor, de 11 años, sufrió una crisis nerviosa. Fue asistida por personal de emergencias médicas, y la profesional a cargo recomendó atención psicológica y, según testigos, sugirió incluso la posibilidad de mudarse para evitar futuras crisis.
Por el momento, ninguna de las partes accedió a realizar denuncias formales. Desde la fuerza se mantendrá un recorrido preventivo en la zona para evitar nuevos incidentes. Vecinos exigen una solución definitiva a este conflicto recurrente que altera la tranquilidad del sector.