El contador y secretario administrativo financiero de la institución, Daniel Peralta, destacó que la universidad enfrenta un déficit acumulado de 240 millones, lo que agrava las dificultades presupuestarias y evidencia una transición administrativa que, según sus palabras, “no fue ordenada” y trajo consigo “situaciones un poco no deseables”.
Controversias en la contratación y situación del personal
Uno de los puntos críticos señalados es el manejo de la planta no docente en el hospital Virgen María de Fátima. Durante el año pasado, se solicitó la incorporación de personal no docente en dos instancias: en julio y agosto se presentó la primera opción, y en noviembre se formalizaron los cargos en planta. Sin embargo, de los 140 puestos, solo 71 trabajadores quedaron finalmente, a pesar de que la gestión anterior había informado que esos cargos serían consolidados por el Estado a nivel nacional, una autorización que jamás se concretó.
Peralta explicó que, al no contar la universidad con fondos propios, es indispensable actuar con “discreción y prudencia en los pagos”, lo que pone en riesgo el cumplimiento de las obligaciones laborales y podría desembocar en una cesación de pago real en el futuro. No obstante, destacó que la gestión de la actual Rectora Natalia en esta área “está trabajando muy bien” y se mantiene la esperanza de lograr llegar a un acuerdo con el Estado para solventar parte de la problemática.
Otros señalamientos y cuestionamientos
Entre las denuncias sobre la administración pasada, se recuerda el polémico caso de los automóviles oficiales. Según relatos, antes de abandonar su cargo, el equipo del ex rector Daniel Quiroga habría llenado los tanques de combustible con agua, hecho que aún genera críticas. Aunque el área correspondiente no recae bajo la responsabilidad directa de Peralta, este puntualizó que “sí hay automóviles en taller”, dejando abierta la discusión sobre el manejo y destino de esos recursos.