El primer ministro de Annobón pidió auxilio desde Buenos Aires, denunció represión en Guinea Ecuatorial y sorprendió con una propuesta inédita al gobierno argentino.
En un giro que podría reescribir la historia geopolítica, la República de Annobón —una remota isla africana en el corazón del Golfo de Guinea— ha solicitado formalmente convertirse en estado asociado a Argentina. El pedido no solo revive lazos coloniales olvidados, sino que también proyecta a la Argentina hacia una inédita presencia tricontinental: América del Sur, Antártida y África.
“Fuimos parte del mismo territorio. Hoy pedimos auxilio a la Argentina, nuestro país hermano”, declaró en Buenos Aires el primer ministro annobonés, Orlando Cartagena Lagar. Su llamado no fue solo político: denunció represión por parte del régimen de Guinea Ecuatorial y clamó por ayuda humanitaria urgente.
Según Lagar, Annobón formó parte del Virreinato del Río de la Plata antes de ser arrancada por la corona española en el siglo XVIII. En 2022, el pequeño territorio proclamó su independencia, aunque aún no ha sido reconocido internacionalmente.
En el mes de marzo Lagar fue recibido por el diputado Ricardo Herrera quien se interiorizo en el tema y le propuso colaborar con la causa analizando los pormenores de la situación para llevarla a Tribunales internacionales.
Detrás del drama humano hay también un enclave estratégico: la isla cuenta con valiosos recursos pesqueros, minerales, y se encuentra en una ruta marítima clave. Ya se baraja la posibilidad de instalar una base logística argentina y enviar una misión humanitaria.
Pero el movimiento no está exento de riesgos. Analistas advierten que podría provocar un fuerte roce diplomático con Guinea Ecuatorial y complicar los apoyos africanos a la causa Malvinas.
La situación es desesperante: sin agua potable, electricidad ni atención médica, los habitantes de Annobón viven aislados y bajo constantes abusos. “Nos están matando lentamente”, denunció con crudeza Lagar. Por ahora, el Gobierno argentino guarda silencio. Pero el tema ya ingresó al Congreso, y lo que sigue podría cambiar el mapa político de tres continentes.