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Tiene 29 años y se contagió tres veces de COVID-19: “Tengo ataques de pánico”

Clementina trabaja en el sector administrativo de la Clínica de Montegrande, a pesar de todas las medidas protocolares se enfermó en mayo de 2020 luego se reinfectó en 2021, recibió la primera dosis de la vacuna e igual contrajo el virus por tercera vez. A pesar de las secuelas, no deja su compromiso profesional.

“Tengo ataques de pánico”, reconoce Clementina Díaz (29).”Pensé que era un problema cardíaco, pero no… es lo que me dejó el COVID-19″, dice. Ella es una de los tantos pacientes que se contagió de coronavirus y hoy enfrentan un complicado desafío: las secuelas de esta enfermedad.

Clemen, como le dicen todos, no es una paciente más. Su caso es muy llamativo: tuvo tres veces coronavirus en apenas 14 meses. El último hisopado positivo tiene fecha del 21 de abril de 2021.

La primera vez que se contagió fue a finales de mayo del 2020. La segunda, en enero de este año. “Ni los médicos entienden cómo puedo haberme infectado tantas veces en tan poco tiempo, porque algo de inmunidad queda en el organismo, lo asocian a las nuevas cepas provenientes del exterior”.

El contagio de coronavirus ofrece cierta protección a los jóvenes, pero no garantiza una completa inmunidad contra la reinfección, advierte un estudio publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine. Clementina, que tiene 29 años, es un claro ejemplo de esto.

La joven trabaja hace seis años en el área administrativa del sector de la guardia de la Clínica de Montegrande, en zona sur. Se ocupa de toda la documentación para el ingreso y egreso de los pacientes que llegan graves. “A diario manipulamos muchos papeles, y más allá de tener todos los protocolos sanitarios creo que fue ahí donde me contagié. La verdad no puedo dar certezas porque desde marzo del año pasado voy de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa”, dice Clementina.

No vivencia secuelas respiratorias ni fatiga crónica, en ese sentido se siente bien. Sí, migrañas recurrentes. “Los médicos me dicen que las pocas secuelas tiene que ver con mi edad y no tener enfermedades preexistentes”, relata.

Sin embargo la huella psicoemocional no la deja tranquila. “Desde enero tengo taquicardia. Fui a ver a un cardiólogo y no me diagnosticó nada, así que me aconsejaron buscar ayuda terapéutica”, dice.

La depresión, la ansiedad y el COVID-19 están relacionados. Psicólogos y psiquiatras vienen advirtiendo sobre cómo el cuadro general de la pandemia afecta nuestro ánimo. Y Clementina lo siente cada día de su vida.

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