Este fue el caso de Tom Linton, un joven de Chester-le-Street en Reino Unido. Para sus 18 años decidió hacerse un tatuaje en su antebrazo y no sabría que lo que el tatuador le iba a observar iba a ser tan importante para su vida.
El artista le realizó el tatuaje y mientras lo hacía notó un lunar con una forma extraña en su brazo. “‘Yo que vos me lo haría revisar por un médico'”, le aconsejó. SIn embargo el joven hizo caso omiso al hombre y tiempo después murió.
Su madre, Amanda, habló con el diario local The Chronicle y recordó todo lo sucedido con su hijo. Ella explicó que su hijo jamás le mencionó el tema porque nunca creyó que se tratara de algo grave. “Tenía 18 años y estaba tan encantado con este tatuaje que el lunar era lo de menos”, aclaró.
Un año después de su tatuaje, en 2019, Tom comenzó a perder mucho peso y sentirse mal. Luego le aparecieron una especie de “manchas azules” en su pecho, y al sentir un dolor fuerte en su pecho decidió ir al hospital. En ese momento los especialistas no lograron determinar su diagnóstico puesto que nunca habían visto sus síntomas.
Para el 2020 Tom salió con sus amigos a jugar al bowling y se descompensó. “No se veía bien. Yo tenía la horrible sensación de que pasaría algo. Enseguida recibí una llamada de Tom. Me avisó: ‘Mamá, estoy en el hospital'”, comentó la madre.
Tom perdió el conocimiento, los médicos le hicieron nuevamente unas tomografías y allí descubrieron lo peor: tenía cáncer en el hígado, riñón y pulmones. Amanda acompañó a su hijo en el hospital y le frotó su brazo. Ahí fue cuando descubrió el lunar que tenía aún mayor tamaño. “El médico dijo que creía que (el cáncer) definitivamente provenía de ese lunar”, declaró ella.
De ese modo a Tom le diagnosticaron melanoma, un tipo de cáncer de piel que puede extenderse a otros órganos. El síntoma más común es la aparición de un lunar de más de un color o el cambio de aspecto de uno de ellos, ya sea por su tamaño, forma o color, incluso a veces puede picar o sangrar.
“Cuando lo diagnosticaron estaba enfadado, disgustado, aunque creo que Tom pensaba que iba a superarlo y que todo saldría bien. Pero era un milagro lo que necesitaba. Todo estaba en su contra, el tratamiento lo hacía sentir muy mal”, manifestó la mamá.
Antes de morir el joven le pidió a su familia que concientizaran a la población sobre esto, que se hicieran chequeos médicos y revisaran su cuerpo. Es así que la familia se unió a la ONG Melanoma-me. “Tom nunca se metía en las camas solares. Se ponía mucho protector solar, siempre tuvo mucho cuidado. Nunca se quemó con el Sol, nunca permaneció en una cama solar, hizo todo bien. Creo que la gente no se da cuenta de que se puede nacer con un melanoma, que puede ser transmitido por los padres y que no siempre está causado por el Sol. Es absolutamente desgarrador lo que está atravesando su familia”, indicó la fundadora de la ONG, Kerry Rafferty, a The Chronicle.