J., un joven de 25 años del Barrio Vinalar de Santiago del Estero, fue arrestado tras una serie de posteos en redes sociales. La alerta vino del FBI, con una causa a cargo de la UFECI del fiscal Horacio Azzolin, la unidad de la Procuración que investiga delitos informáticos. La sospecha: la chance de que cometa una masacre.
El reporte había llegado desde el FBI a la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal. J. escribió en su muro de Facebook:
“Estoy a punto de estallar y hacer la de Brenton Tarrant y después ser matado por la policía. Ahí es cuando fui radicalizado para elegir la violencia …. Eso ayuda mucho. Lo que hizo Brenton en Nueva Zelanda salvó mi vida. Y estoy orgulloso de eso. Me hizo darme cuenta de que no todo está perdido.”
La reivindicación era obvia: Brenton Tarrant es un terrorista australiano condenado a prisión perpetua que atacó dos mezquitas en Christchurch en Nueva Zelanda el 15 de marzo de 2019, con 51 muertos y 50 heridos.
Así, fueron por él. Encontraron varias municiones y casquillos, sin armas. Quedó detenido, en una redada a cargo de la Unidad de Investigación Antiterrorista de la PFA, que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales.
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