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Sabor a sangre y pies hinchados: las extrañas secuelas de una paciente con Covid-19

También sufre dolor en el pecho, pérdida de memoria y fatiga seis meses después de pasar la enfermedad.

Roweena Russell es una británica de 45 años que el pasado mes de abril se contagió de coronavirus. Ahora, seis meses después, sigue teniendo fuertes efectos secundarios, y algunos verdaderamente extraños.

Tiene un constante sabor a sangre en la boca, lo cual le provoca náuseas. Además, tiene dolor diario en el pecho y los riñones, y su ritmo cardíaco está disparado.

“Tengo los pies y las manos inflamadas y me han cambiado de forma y he tenido que cambiar mi dieta, porque los carbohidratos me hacen agonizar”, dice Roweena en declaraciones al diario ChronicleLive.

“Antes de la Covid era una persona sana, era capaz de hacer el pino, dar volteretas y daba largos paseos en bici, de hasta 60 millas (97 km), y necesitaba solo 10 minutos para recuperarme”, asegura. “La pasada semana di 6.000 pasos, lo máximo desde que pasé el virus, y me llevó tres días recuperarme”, añade.

Además de los problemas físicos, su cerebro se ha visto también afectado. “Me es muy difícil concentrarme. Estoy agotada, me siento exhausta”, dice.

Por si fuera poco, Roweena sufre también pérdidas de memoria. “Mi mayor preocupación es qué impacto tiene esto en la gente a mi alrededor”, concluye.

Roweena Russell es una británica de 45 años que el pasado mes de abril se contagió de coronavirus. Ahora, seis meses después, sigue teniendo fuertes efectos secundarios, y algunos verdaderamente extraños.

Tiene un constante sabor a sangre en la boca, lo cual le provoca náuseas. Además, tiene dolor diario en el pecho y los riñones, y su ritmo cardíaco está disparado.

“Tengo los pies y las manos inflamadas y me han cambiado de forma y he tenido que cambiar mi dieta, porque los carbohidratos me hacen agonizar”, dice Roweena en declaraciones al diario ChronicleLive.

“Antes de la Covid era una persona sana, era capaz de hacer el pino, dar volteretas y daba largos paseos en bici, de hasta 60 millas (97 km), y necesitaba solo 10 minutos para recuperarme”, asegura. “La pasada semana di 6.000 pasos, lo máximo desde que pasé el virus, y me llevó tres días recuperarme”, añade.

Además de los problemas físicos, su cerebro se ha visto también afectado. “Me es muy difícil concentrarme. Estoy agotada, me siento exhausta”, dice.

Por si fuera poco, Roweena sufre también pérdidas de memoria. “Mi mayor preocupación es qué impacto tiene esto en la gente a mi alrededor”, concluye.

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