La pistola calibre .32 con la que el Fernando André Sagab Montiel quiso atentar el jueves a la noche contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner pertenecía a un vecino del
imputado que falleció en 2021, y ahora los investigadores intentan determinar si el acusado se la había pedido prestada o si se la robó. Además, se resolvió el mayor misterio: por qué no funcionó.
La pericia realizada por la división Balística y luego por el Laboratorio Químico determinó que el arma, un modelo que databa de casi 40 años atrás, era apta para el disparo y que ya había sido accionada en algún momento. También, que las cinco municiones en su cargador eran reales y tenían capacidad para matar.
La Policía Federal determinó que “Tedi” no accionó la corredera de manera manual, o no quiso hacerlo.
Un vecino fallecido, el dueño del arma
Fuentes policiales y judiciales aseguraron que la pistola Bersa calibre .32 había pertenecido hasta el 2021 a un hombre domiciliado sobre la calle Condarco, en Villa del Parque, vecino en aquel entonces del agresor de la Vicepresidenta.
El dato ya fue incorporado al expediente que tiene a su cargo la jueza federal 5, maría Eugenia Capuchetti, ante quien ayer el imputado se negó a declarar.
Sin embargo, en ese acto, el ciudadano brasileño admitió ser el dueño del arma, algo que ya fue descartado porque no estaba registrada a su nombre y ni siquiera era legítimo usuario.
Los pesquisas de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina (PFA) ya tienen acreditado que la pistola era de un hombre fallecido.
“Era vecino y amigo de Sabag Montiel”, dijo uno de los investigadores quien confirmó que al momento de secuestrarla, la pistola tenía la numeración limada y solo podían verse los últimos tres números 250-.
Lo que aún no tienen claro los investigadores es si el acusado se la había pedido prestada a su vecino y que, una vez fallecido, se apropió de ella, o si se la robó.
Además, los pesquisas confirmaron a Télam que las 100 balas halladas ayer en la casa del detenido en la calle Uriburu al 729 de la localidad bonaerense de San Martín, eran del mismo calibre .32 corto de la pistola que utilizó para cometer en frustrado atentado.
Las balas estaban guardadas dentro de una bolsa negra y escondidas en el interior de un ropero, y fueron secuestras por los policías del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) la madrugada de ayer.