Poco después del intento de magnicidio cometido contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, las autoridades identificaron al agresor como Fernando Andrés Sabag Montiel, un ciudadano brasileño de 35 años con un antecedente por portación de armas no convencionales.
Las redes sociales del hombre que residía en La Paternal daban cuenta de sus peculiares aficiones. En su perfil de Facebook, por ejemplo, le ha dado like a páginas como “Comunismo satánico”, “Ciencias ocultas herméticas” y “Coach antisicopatas”, además de numerosos grupos de odio vinculados a la ideología neonazi.
En las fotos que circulaban allí del atacante destaca un detalle: el tatuaje que lleva en el brazo a la altura del codo que, precisamente, hace referencia a una rama ocultista del nacionalsocialismo, el partido político alemán liderado por Adolf Hitler entre 1933 y 1945 responsable por el exterminio de seis millones de judíos y otras etnias a las que consideraban “racialmente inferiores”.
A la imagen que Montiel decidió inmortalizar en su piel se lo conoce como “Sol Negro” (Schwarze Sonne en alemán) y es una combinación de los tres símbolos más relevantes de la ideología nazi: la rueda solar, la esvástica y la runa de la victoria -una letra del abecedario empleado por las antiguas tribus germánicas-.
Su introducción al nazismo llegó de la mano de Heinrich Himmler, el jefe máximo de las SS, la organización paramilitar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio del Führer. Este jerarca, fascinado con el ocultismo, solía buscar vínculos místicos que justificaran la filosofía racista de su gobierno.
Entre los acólitos de Himmler, se pensaba que el “Sol Negro” representaba la sabiduría y fuerza de la raza aria. En los 90, volvió a cobrar importancia entre simpatizantes de extrema derecha.
Según detalla la BBC, no solo era un símbolo de salvación y reconocimiento, sino también un sustituto de la esvástica, prohibida en numerosos países luego de la caída del Tercer Reich.
El ataque contra Cristina Kirchner
El ataque contra la vicepresidenta se produjo ayer pasadas las 21, cuando Cristina Kirchner llegaba a su domicilio en Recoleta, tras una sesión en el Senado.
Integrantes de la militancia contaron a LA NACION que a la vicepresidenta “le gatillaron”, pero no salió ningún disparo.
“Estábamos con la algarabía de ver a nuestra líder cuando de golpe hubo un tumulto. Estábamos haciendo un cordón agarrada con los compañeros y de repente, sin mediar palabra, el hombre gatilló. Él le puso el revolver en frente. Cristina se agachó y varios, entre militantes y custodia, lo redujeron”, precisaron.
El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, sostuvo que la custodia de la exmandataria intervino. “Lo apartan, se encuentra el arma y ahora tiene que ser analizada la situación por nuestros científicos para evaluar la disposición y la capacidad que tenía esta persona para atacar”, afirmó en declaraciones a C5N.
Inmediatamente, Sabag Montiel fue trasladado a una dependencia policial para llevar a cabo las correspondientes indagaciones.