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Presupuesto 2026: arranca el debate con fuertes cuestionamientos a las proyecciones

El miércoles comienza el debate sobre el presupuesto en la Cámara de Diputados de la Nación, donde las proyecciones del Gobierno libertario enfrentan la desconfianza de economistas que alertan sobre posibles fallas en las estimaciones.

Luego de que el martes el presidente Javier Milei anuncie el paquete de salvataje desde Estados Unidos, el próximo día en la Cámara de Diputados comenzará la discusión del proyecto de presupuesto 2026 que envió el Gobierno.

 

Pero hay números, como la proyección del dólar a diciembre, que frente a la turbulencia financiera de las últimas semanas, quedaron en duda. Y otros que se contradicen con las afirmaciones de Milei (como la inflación) y promesas de reformas (tributaria).

 

Todo esto se expuso en un informe del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral). “El proyecto prevé para 2026 números fiscales muy similares a los que se esperan para 2025. Con supuestos macroeconómicos muy optimistas se proyectan pequeñas subas tanto de ingresos como de egresos, sin contemplar reformas fiscales importantes”, resumieron.

 

El proyecto del oficialismo, plantea que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 2025 será del 10,1%, menos de la mitad de lo que pronostica para este (24,5%) y que va a línea con el discurso de Milei de que a mediados del año -agosto- habrá desaparecido.

 

“Si suponemos que la inflación del 10,1% anual a diciembre de 2026 se logra con una evolución “suavizada” en el tiempo, debería ocurrir que el índice de precios al consumidor pase de subir un 1,9% en agosto a un 1,2% en septiembre de 2025 y que, a partir de allí, se consolide un sendero descendente para el aumento mensual de precios“, destacaron en el informe.

 

Pero este escenario no sería el de los próximos meses. El próximo martes, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer la inflación de septiembre. En donde, incluso las consultoras más optimistas respecto al Gobierno, ya indican que hubo una leve aceleración (se ubicaría en torno al 2%).

 

Un sendero por el que continuaría en octubre. Según la consultora LCG, en la segunda semana de octubre, el rubro “Alimentos y bebidas” tuvo un alza de precios de 1,4%, luego de una desaceleración de 0,4% en la primera.

 

En esa línea, para Ieral, la proyección del Gobierno respecto a la evolución de la inflación resulta excesivamente optimista sobre todo si se tiene en cuenta que el últimos meses no bajó de 1,6% mensual.

 

“Además podría haber alguna interrupción en las bajas mensuales de la inflación tras las subas del tipo de cambio observadas en el último mes y/o se decide modificar el régimen de bandas cambiarias”, deslizaron.

 

El mismo optimismo se refleja en lo que consideran sucederá con el Producto Bruto Interno (PBI): plantean que este año cerrará con una suba del 5,4% mientras que el próximo sería del 5%.

 

“Para cumplir con estos supuestos en lo que resta de 2025 y durante todo el año 2026 la producción debería crecer a razón del 0,45% mensual”, marcaron cuando la variación real promedio de enero a julio fue de -0,1%.

 

Pero ambas variables se verían afectadas por lo que suceda con el tipo de cambio en los dos meses que restan del año. Cuando el Gobierno envió el proyecto en los primeros días de septiembre, planteó que el dólar estaría a $ 1.325 en diciembre y $ 1.423 a fin de 2026. Valores que ya no están en el sube y baja de las últimas ruedas.

 

Desde la semana previa a la elección en al provincia de Buenos Aires, con ventas el Tesoro y el Banco Central de la República Argentina (BCRA), el dólar oficial mayorista tocó el techo el 19 de septiembre ($ 1.475) y bajó hasta $ 1.326 el 29 de septiembre para luego volver a subir y estabilizarse en torno a $ 1.430.

 

“El punto más importante es que el proyecto no prevé una reforma tributaria“, destacaron en Ieral. Siendo una promesa que realizó el presidente Milei durante la cadena nacional por el primer año de gestión -diciembre de 2024-.

 

En donde aseguró que los equipos técnicos se encontraban trabajando en ella, bajo la premisa de eliminar todos aquellos impuestos que no tienen incidencia en la recaudación total y devolverle potestades a las provincias.

 

La afirmación del Instituto de que no se llevaría a cabo la reforma se basa en los ingresos que pretende recaudar el estado el próximo año: plantea una actualización del impuesto a los combustibles del 50% en valores constantes y del 13% en los derechos de importación -por buen ritmo de compras en el exterior-.

 

“A nivel agregado para 2026 se espera una mejora en la recaudación total del 6,2% por encima de la inflación y que resulta superior al crecimiento en la producción. Esto implica un pequeño aumento en la presión tributaria“, comentaron.

 

En donde contribuirían los derechos de exportación y el impuesto a los débitos y créditos bancarios todavía aportarían un 2,6% del PIB. Lo que llama la atención del Instituto ya que se trata de tributos sumamente distorsivos, que deberían ser eliminados.

 

El próximo año, a pesar de no haber elecciones, el Gobierno plantea aumentar las partidas en un 5,5%, lo que implicaría un freno a la política de ajuste fiscal que planteó Milei desde antes de asumir.

 

Así, mientras que se recortarían las transferencias de capital a provincias (-35%), en la compra de bienes y servicios (-7,8%) y los subsidios al transporte y la energía (-2,7%), aumentarían las de inversión pública (10%), transferencias corrientes a provincias (9,1%), a universidades nacionales (8,5%), prestaciones de la seguridad social (6%) y transferencias corrientes a familias (2,4%).

 

Pero el análisis de la serie 2023-2026 arroja conclusiones diferentes: en término de la variación real acumulada la única partida que aumentaría sería la de prestaciones de seguridad social con 0,6%.

 

“En una perspectiva histórica, el gasto nacional se ubicaría en 15% del PIB en 2026, similar a 2025, cuando era del 14% del PIB en 2000. Los mayores valores se observaron en 2015 y 2020, con alrededor de 24% del PIB. En el promedio de poco más de dos décadas, el gasto nacional resultó 19,5% del PIB”, comentaron.

 

Por ejemplo, los subsidios de energía demandarían el próximo año alrededor de 0,6% del PBI, un ratio similar a lo que ocurrió en 2006, que se aleja de los niveles récord de 2014 cuando ascendieron a 3,8% del PBI. Lo mismo sucedería con los de transporte que serían del 0,3% del PBI -similar a 2005- cuando en 2011 alcanzaron a 1,2% del PBI.

 

“El componente más grande de erogaciones, el gasto en previsión social, se ubicaría en 5,1% del PIB en 2026, mayor al 5% de 2025 y al 4,8% de 2024, pero todavía bastante inferior al gasto observado en 2017 (7,5% del PIB), el más alto de las últimas décadas (si se excluye el año de la pandemia por covid-19)”, concluyeron.

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