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Presentaron Guía para Comunicar Abusos Sexuales contra Niños, Niñas y Adolescentes

Días atrás la Red por la Infancia presentó una “Guía Urgente para Periodistas para Comunicar con Perspectiva en Niñez Abusos Sexuales contra Niños, Niñas y Adolescentes”, para promover coberturas que respeten a las víctimas, romper estereotipos y superar prejuicios, considerando que a nivel mundial 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños son víctimas de abusos antes de cumplir sus 18 años, dejando a más de 2 millones de chicos y chicas en situación de riesgo.

Además, se calcula que de alrededor de cada 1000 casos de abuso sexual solo 100 se denuncian y apenas 1 consigue condena, y después de varios años de proceso. En ese marco, y en una alianza con The Economist Intelligence Unit, New Venture Fund (NVF) e Inspire, la Red por la Infancia presentó este material de manera hibrida, en la sede porteña de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Medios El Independiente, integrante de FADICCRA pudo participar conectándose mediante streaming a través de Zoom.
La presentación estuvo a cargo de Paula Wachter, directora ejecutiva de la Fundación Red por la Infancia; Juan José Ross, secretario de Medios de la Nación; Facundo Hernández, defensor Adjunto de Niños, Niñas y Adolescentes de la Nación; la psiquiatra infantojuvenil y especialista en abusos sexuales, Silvia Ongini; y de la colaboración de las periodistas Evangelina Bucari y María Ayuso.
En la oportunidad, Wachter expresó que “el porqué de la guía tiene que ver con encontramos ante una realidad endeble, con cifras alarmantes que nos interpelan como sociedad, porque supone una de las maneras de violencia más invisibilizadas que existen donde la impunidad, el miedo al estigma y la culpabilización contribuyen a que el abuso continúe oculto a plena luz, sobre todo porque en el 80% de los casos el agresor es parte de su entorno cercano, lo que dificulta romper el silencio y denunciar”.
“Por eso el periodismo se vuelve el principal aliado para visibilizar esta realidad porque mediante el correcto abordaje de la problemática puede ayudar a romper el silencio y poner el tema en la agenda pública, por eso la importancia de coberturas periodísticas respetuosas que no vulneren los derechos de las víctimas, que no las estigmaticen, no las revictimicen y no generen desinformación, porque reforzando mitos y alimentando falsas creencias no hacen más que perpetuar el silencio y la impunidad, sobre todo cuando son delitos que se dan en espacios privados”, destacó.
El morbo, la agresión y lo policial
Entretanto, Hernández sostuvo que “considero que lo más urgente que se está tratando en la guía es la cuestión de los malos abordajes de los casos de abuso sexual por parte de los organismos del poder judicial en cuanto a las revinculaciones forzadas a fin de evitar que el abusador estè en contacto con su víctima. Además, pareciera que debiéramos estar en pandemia constante para visibilizar lo grave del abuso sexual a niños, niñas y adolescentes, atentos a que esta problemática se agravò más en pandemia al pasar los chicos y chicas más tiempo en sus casas”.
“Sin dejar de mencionar lo mal que es abordada la problemática de parte de los distintos medios de comunicación masiva porque la mayoría de las coberturas se centran en la agresión y las violencias y se olvidan de las víctimas y del ponerse en los zapatos de esos chicos y chicas, desprotegiendo por completo sus derechos como el de preservar su identidad e intimidad, porque por ejemplo a veces se ponen imágenes que lo que menos hacen es generar conciencia desprotegiendo a las víctimas y revictimizándolas una y otra vez, aparte porque solo en la medida en que sensibilicemos correctamente van a cambiar las políticas públicas”, continuo.
En ese mismo aspecto, enfatizó “por tanto creo que debemos cambiar nuestro modelo de comunicación y manera de comunicar porque a las claras venimos fracasando porque evidentemente hay algo que no estamos haciendo bien o que no decimos correctamente porque el modelo de abordaje que venimos usando hasta ahora no nos está resultando útil porque no estamos siendo eficaces ya que está clase de delitos lejos de disminuir aumentan cada vez más, por eso es crucial dejar de hablar de esta problemática mediante el morbo o lo policial”.
Miradas adultocéntricas   
Por otra parte, Ongini señalo que “actualmente es clave visibilizar esta problemática desde el involucramiento de toda la sociedad porque todos los días me llaman por lo menos por dos casos de víctimas de abuso sexual, una realidad que nos atraviesa y nos convoca a todos, y también a los comunicadores sociales porque no es neutro lo que denuncian, y porque con su correcto abordaje del tema pueden ayudar a salvar vidas, además el mito de que los niños y niñas mienten está demostrado científicamente porque desde los años 80 hay investigaciones que dicen que los chicos y chicas no pueden mentir más que los adultos”.
“Aparte mienten por las mismas cosas, para evitar castigos o ganar un premio, con la diferencia de que sus mentiras a diferencia de las de los adultos son fácilmente detectables, y no van a mentir con cosas con las que no han estado en contacto porque no pueden fantasear actos sexuales adultos, por tanto es imprescindible terminar con esta mirada adultocéntrica que devalúa la mirada del niño o niña y lo mira como subhumanos y no sujetos de derechos”, prosiguió.
En ese sentido, agregó que “lo mismo ocurre con estas cuestiones de la alienación parental o ahora también profesional, estas falacias de que se les mete ideas en la cabeza a los chicos y chicas como una suerte de lavado de cerebro implantando recuerdos y memorias, cuando hay investigaciones especializadas que demuestran que es imposible plantar recuerdos que superen la capacidad de metabolizar las cuestiones cotidianas de los niños o niñas porque no se les puede implantar recuerdos traumáticos, lo que nos deja entrever que encima de todo son considerados como recipientes vacíos y maleables, como una plastilina que el adulto manipula, y esa creencia es tremenda”.
“Al igual que la cuestión está de que si el adulto protector no denuncia o no detecta una situación de abuso es cómplice o encubridor, y si denuncia o detecta es una persona despechada que solo quiere dañar, o madres que manipulan a sus hijos o hijas para ponerlos en contra de su agresor, o los usan como botín de guerra, entre otros prejuicios, porque son creencias aberrantes que no hacen más que generar más impunidad” subrayó, al tiempo que hablò sobre las revinculaciones forzadas entre víctimas y victimarios.
“Lo mismo ocurre con las miradas adultocéntrica de las revinculaciones labradas de parte del Estado que considera que el padre cuidador es el benefactor de ese sujeto y no mira a la víctima con todo lo que tuvo que atravesar para percibirse como víctima, para superar la vergüenza y entender que no hizo nada para provocar a ese adulto, una calamidad, porque ese adulto renunciò a su papel protector y no hizo más que cosificar al niño o niña”, advirtió.
En ese aspecto, recapitulo “entonces parte de lo que cambia el pronóstico de las víctimas de abuso es el acceso a la justicia, lo que se significa en la subjetividad en esto de que todos los otros reconocimos la culpa para el culpable y a la víctima como víctima  y cuando no hay acceso a la justicia pero si un comunicador, ese comunicador se vuelve ese “todos los otros” porque es la voz de “todos los otros” reconociéndolo porque cuando salen noticias que ponen en duda el abuso la víctima, vuelva a callar y se vuelve a generar esa revictimización que no hace más que reescribir de nuevo lo traumático”.
“Entonces que haya comunicadores que sean sensibles y preserven desde una perspectiva de niñez y no aborden el tema desde una mirada adultocéntrica también hace la diferencia y puede generar cambios porque estos casos ya no pueden seguirse invisibilizando y cada vez se vuelve más urgente el generar conciencia social entorno a ellos”, finalizó.
10 claves para coberturas respetuosas
La primera clave tiene que ver con abordar las noticias de abuso sexual con perspectiva en niñez, género y derechos humanos. La segunda, con centrarse en la información socialmente relevante, que trascienda los casos particulares. La tercera, con colocar la culpa en los abusadores y nunca sobre los niños o niñas víctimas. La cuarta, con evitar la revictimización y no hacer foco en el morbo. La quinta, con no divulgar datos sobre la identidad o imágenes de las víctimas. La sexta, con no caer en creencias erróneas, prejuicios, estereotipos o argumentos falsos como el del Síndrome de la Alienación Parental (SAP).
El séptimo punto está relacionado con el uso de lenguajes adecuados. El octavo, con el recurrir a las legislaciones vigentes y a las diversas fuentes, sobre todo dando voy a los protagonistas de los abusos. El noveno, con tener presente que las noticias pueden ser reparadoras y agentes de cambio. El décimo, con dar información de servicio sobre mecanismos de denuncia y asistencia, para ampliar el llamado a la prevención de estas violencias, para generar conocimiento sobre las distintas maneras de abuso sexual y sus potenciales daños, e informar sobre la importancia de la detención temprana de estos casos y el acceso a tratamientos adecuados.

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