El calentamiento global podría llegar a niveles catastróficos de 2,6 °C de aquí a finales de siglo, según los compromisos actuales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque la guerra en Ucrania y otras crisis podrían acelerar la transición a energías más renovables, mostraron hoy dos informes previos a la cumbre mundial sobre clima COP27.
Un estudio publicado este jueves por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) denunció que pesé a las proyecciones, los Estados no cumplen con sus compromisos adquiridos y la trayectoria actual podría generar un calentamiento aún mayor de 2,8 °C.
De todas formas, ni el nivel de 2,6 °C ni el de 2,8 °C cumpliría los objetivos del Acuerdo de París de contener el calentamiento “muy por debajo” de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y, si es posible, de mantenerlo en 1,5 ºC, agregó el informe.
“Nos dirigimos hacia una catástrofe mundial”, advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, quien criticó, con motivo de la publicación del informe, la falta de acciones concretas para luchar contra el cambio climático.
“Los compromisos de neutralidad de carbono no valen nada sin planes, políticas y acciones que los respalden”, prosiguió en un video, en el que denunció que el mundo “no puede permitirse más lavado de imagen verde”.
El informe se publicó ocho días antes del inicio de la Conferencia Mundial sobre el Clima COP27 en Egipto, a la que confirmaron su asistencia líderes de todo el mundo, incluido el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y en la que se evaluará el cumplimiento del Acuerdo de París, firmado por 193 países en 2015.
En la COP26, en 2021 en Reino Unido, los firmantes del acuerdo se comprometieron a revisar anualmente -y no cada cinco años- sus compromisos en materia de control de emisiones, llamados “contribución determinada a nivel nacional” (NDC).
Según Pnuma, el progreso en el recorte de emisiones acordado el año pasado en la ciudad escocesa de Glasglow fue “lamentablemente insuficiente” y denunció que solo 24 países habían cumplido.
El informe examina la diferencia entre la contaminación por CO2 emitida según los planes de los países para una descarbonización de sus economías y detalla que para lograr llegar a 1,5 °C sería necesario reducir las emisiones en un 45% con respecto a los niveles actuales, informó la agencia de noticias AFP.
Los últimos compromisos adquiridos por los países, denominados “contribuciones determinadas a nivel nacional” (NDC), reducirán las emisiones en un 5% para 2030 con respecto de la trayectoria actual para los pactos hechos sin condiciones y en un 10% para aquellos realizados con condiciones de financiación o de acciones externas, precisó el texto.
Esto implica que las contribuciones sin condiciones “dan una posibilidad de un 66% de limitar el calentamiento a unos 2,6 °C para finales de siglo”, mientras que el resultado para los que tienen condiciones es ligeramente mejor, pero lleva a un alza de 2,4 °C, que sigue estando muy por encima de los objetivos de París.
Si se toman en cuenta los compromisos de “neutralidad de carbono” que varios países multiplicaron recientemente, el alza podría ser contenida incluso a un 1,8 ºC.
Pero para los expertos que escribieron el informe, esta perspectiva “actualmente no es creíble”, evaluación respaldada en las “divergencias” entre las promesas y los resultados.
El estudio
El informe de Pnuma también mostró que en 2020 las emisiones globales habían caído un 7%, en sintonía con el nivel estimado que puede mantener el calentamiento global en 1,5 °C, dado que la crisis del coronavirus paralizó gran parte de la actividad mundial, pero el repunte en 2021 podría convertir a ese año en un récord en términos de emisiones.
El informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), también publicado este jueves, adhirió a la tesis de que las crisis y la guerra en Ucrania podrían acelerar la transición a energías más renovables.
Según AIE, las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la energía alcanzarán su pico en 2025, tras el aumento de las inversiones en energía renovable provocada por la “profunda reorientación” de los mercados energéticos, como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania.
Para el director de la AIE, Fatih Birol, el mundo se acerca al “final de la edad de oro del gas” que ya duró una década, dado que su demanda “específicamente en las economías avanzadas, está disminuyendo”.
“Las respuestas de los Gobiernos de todo el mundo a esta crisis energética” indican un “punto de inflexión histórico”, en el que algunos países estudian cambios estructurales hacia energías limpias, agregó Birol, en una conferencia en línea.
No obstante, remarcó las “fracturas” entre países ricos y pobres en materia de inversión en las energías bajas en carbono y pidió un “mayor esfuerzo internacional” para “reducir” esa “preocupante brecha”.
En el escenario central estudiado por la AIE, que se basa en los compromisos ya anunciados por los Gobiernos en materia de inversiones climáticas, las emisiones mundiales de CO2 vinculadas a la energía alcanzarían los 37.000 millones de toneladas en 2025 y después caerían a 32.000 millones en 2050.
A pesar de estos esfuerzos, la agencia coincidió con Pnuma en que está “lejos de ser suficiente para evitar consecuencias climáticas severas”, y estimó que las temperaturas medias aumentarían en torno a 2,5 ºC para 2100.