Este nivel, apodado por muchos como el “Reino Pintoresco”, rompe con la estética claustrofóbica y opresiva de los niveles iniciales, para dar paso a una especie de villa medieval perpetuamente iluminada por un cielo crepuscular anaranjado. Las casas parecen sacadas de un cuento infantil, con colores suaves y construcciones de estilo europeo antiguo. Sin embargo, la belleza aparente oculta riesgos insospechados.
Según reportes de usuarios y comunidades especializadas, el Nivel 94 está habitado por entidades hostiles como los “Pícaros”, criaturas humanoides que fingen ser amistosas para atraer a los exploradores a zonas peligrosas. Además, hay descripciones recurrentes de caminos sin fin, trampas temporales y estructuras que cambian de posición o desaparecen ante los ojos.
El interés por este nivel creció exponencialmente en los últimos meses, gracias a videos virales y teorías conspirativas que apuntan a que su diseño se basa en recuerdos colectivos de la infancia, alimentando una nostalgia perturbadora.
Expertos en cultura digital destacan que el auge de los Backrooms, y en particular de este nivel, responde a la fascinación contemporánea por los espacios liminales, aquellos lugares que parecen estar atrapados entre dos realidades y que despiertan una sensación de inquietud y desorientación.
Si bien todo forma parte de una construcción colaborativa de ficción digital, muchos advierten que la inmersión excesiva en estos espacios virtuales puede provocar confusión o ansiedad en usuarios vulnerables.
El Nivel 94 de los Backrooms no es solo un nuevo capítulo en esta saga de terror colectivo, sino también un espejo que refleja los miedos y anhelos de una sociedad cada vez más conectada y, al mismo tiempo, más aislada en sus propios laberintos mentales.