La escalada armamentista en Ucrania podría estar en un punto sin retorno. Sobre esto, se aumentó la cobertura mediática estadounidense sobre la autorización por parte del presidente Joe Biden para el despliegue de cohetes de largo alcance denominados ATACMS.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, solicitó este armamento de alta precisión, con una capacidad de alcance de 300 kilómetros, superando la distancia de los Storm Shadow/Scalps proporcionados por el Reino Unido y Francia. A lo que Biden respondió asegurando que enviaría “una pequeña cantidad” de misiles ATACMS a Ucrania. Con el clima empeorando en la región, la contraofensiva se hace más pequeña. Sin embargo, las reglas que se establecieron en la guerra, aún muchas de ellas se respetan. Por ejemplo, Kiev prometió no utilizar armas que hayan sido enviadas desde occidente en territorio ruso.
Los ATACMS tienen un alcance de unos 300 kilómetros, 64 kilómetros más que los misiles franceses SCALP y los Storm Shadow ingleses, que ambos países ya autorizaron enviar a Ucrania. Previamente, EE.UU. ya había enviado a Ucrania cohetes HIMARS.
La mirada internacional frente a la participación estadounidense
“En términos de garantías, tiene que haber suficiente confianza en que la dirección política tiene suficiente control sobre la dirección militar. No parece que la dirección política tenga todo el control y toda la confianza, porque no sabemos cómo actuará el nuevo ministro de Defensa [Rustem Umerov], cuál será su estrategia, qué perseguirá”, comentó la investigadora del King’s College de Londres, Marina Miron.
Es de público conocimiento el malestar que le genera a Rusia que Estados Unidos esté participando de forma activa en la guerra con Ucrania, lo que desde el Kremlin está visto como una declaración de guerra directa. La preocupación internacional surge al no saber de qué forma puede reaccionar Vladimir Putin, temiendo por que se utilicen armas de destrucción masiva como son los misiles nucleares y que eso desate un conflicto todavía peor.
Como si fuera poco, más de una potencia apoya a Ucrania y eso aumenta el descontento ruso. A su arsenal se suman los 40 vehículos blindados Marder que entregará Alemania, la compra de cerca de 500 lanzamisiles HIMARS que aprobó Polonia, que utilizan ATACMS, mediante una inversión de casi 10.000 millones de euros. Además de Estados Unidos, el Gobierno sueco analiza enviar cazas Gripen a Ucrania, mientras que Dinamarca y Holanda enviarán seis docenas de F-16.
Nuevo paquete de ayuda
El presidente Biden, anunció otros 325 millones de dólares en ayuda para Ucrania y adelantó que los primeros tanques Abrams anunciados en enero llegarán a Ucrania la próxima semana.
Biden llevó adelante el anuncio en la Casa Blanca entre miembros de su Gobierno y el ucraniano, encabezado por el presidente Volodímir Zelenski.
“He aprobado la próxima entrega de ayuda de seguridad de Estados Unidos a Ucrania, que incluye más artillería, municiones y armas antitanque. Además, la próxima semana se entregarán los primeros tanques Abrams de Estados Unidos a Ucrania”, señaló el mandatario estadounidense.
El paquete contiene armamento para fortalecer las defensas aéreas de Ucrania contra los ataques rusos, tanto en la actualidad como durante la próxima temporada invernal, cuando Rusia podría volver a atacar infraestructuras críticas como el suministro eléctrico necesario para mantener la calefacción en los hogares.
En concreto, incluirá otra batería de defensa antiaérea HAWK, que permite derribar aviones, así como sistemas capaces de interceptar misiles con el fin de proteger a la población civil.
