En La Libertad Avanza, la mayoría de los encargados de ordenar el tablero en las provincias de cara a las elecciones legislativas son los presidentes locales del partido. Bendecidos por Karina Milei, siguen al pie de la letra las órdenes de Martín y Eduardo “Lule” Menem. Algunos, además, cuentan con la ayuda del equipo informal de Santiago Caputo en asuntos de comunicación. El principal objetivo en buena parte de las jurisdicciones es convertir a radicales y macristas en militantes de Javier Milei para llegar a octubre con listas “puras”. Sin embargo, en distritos complejos y con un armado débil, las alianzas son una posibilidad.
No se puede pensar en una única estrategia de La Libertad Avanza. Hay provincias en las que el armado es fuerte y en otras la constitución del partido aún está en trámite. Pero más allá de los papeles, la variable que define el camino a seguir es la de los vínculos con los dirigentes del PRO, de la UCR, del “peronismo de derecha” y, sobre todo, con los gobernadores.
Elecciones 2025: las múltiples estrategias de La Libertad Avanza en las provincias
En las provincias con gobernadores “amigables”, La Libertad Avanza se presentará como una alternativa opositora al poder local. Es probable que se escuchen críticas hacia las gestiones, pero el ataque tendrá límites. En aquellas jurisdicciones, hacer una alianza no es conveniente porque, en definitiva, si libertarios y mandatarios aliados se quedan con el primer y segundo lugar, llenan el Congreso de votos favorables hacia los proyectos de Milei y dejan afuera al peronismo/kirchnerismo.
A contramano de lo que se hubiera podido suponer en el inicio de la gestión de Milei, los libertarios se entusiasman con los radicales. La UCR, que tiene un comité en cada pueblo de la Argentina, resultó ser una estructura seductora, sobre todo en los distritos grandes o con poderes locales muy arraigados. En La Libertad Avanza piensan que aquellos que se sumen desde el partido centenario pueden aportar dos elementos valiosos: poder de fiscalización y territorio.
Sin embargo, la orden desde Nación para conversar con los radicales es clara: tabula rasa significa que todos son bienvenidos, pero de manera individual y, en principio, se esfuerzan para no tener que cerrar acuerdos partidarios. La Libertad Avanza no quiere cometer el mismo error que el PRO, cuya estructura nunca dejó de ser eminentemente porteña. Karina y los Menem pretenden ser ellos los líderes en todo el país.
La preocupación por construir territorio no es una novedad. De hecho, ese es el motivo por el que la mayoría de los presidentes distritales de La Libertad Avanza son titulares de las delegaciones locales de PAMI o Anses, dos organismos que manejan dinero, programas y personas.
Con la búsqueda de listas “puras” también se espera que quienes lleguen a ocupar una banca en el Congreso o en las Legislaturas estén totalmente alineados. En 2023, Milei tuvo que recurrir a sellos de goma y a partidos oportunistas para poder presentarse y, apenas asumió, hubo una fuga de legisladores. No puede volver a pasar. Ahora, la lealtad es un requisito sine qua non.
Las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires marcaron un quiebre en la relación entre La Libertad Avanza y el PRO. En buena parte de las jurisdicciones, el salto de los amarillos bullrichistas ya había comenzado hace un buen tiempo. Sin embargo, desde el domingo 11, cuentan en las provincias, los teléfonos no paran de sonar y hubo acercamiento, incluso, de amarillos de Mauricio Macri.
Al igual que con el radicalismo, los acercamientos con el PRO pretenden ser individuales. Sin embargo, en Casa Rosada no descartan que en aquellas jurisdicciones donde las elecciones fueron desdobladas, haya alianzas para la contienda local y listas “puras” en octubre. Eso es lo que pasó en Chaco y el acuerdo de los libertarios con el gobernador Leandro Zdero.