Lo que parecía un sueño se convirtió en realidad. Gabriel Heinze es el nuevo entrenador de Newell’s. El ídolo rojinegro retornará al Parque, ahora como entrenador, para conducir al equipo en la temporada 2023, según confirmó el club ayer por la tarde través de las redes sociales. El Gringo asumirá en la lepra, teniendo por delante las competencias locales y una internacional, la Copa Sudamericana. Su llegada despertó gran emoción en el pueblo rojinegro, que desde horas antes que se anunciara la noticia aguardaba expectante que lo del Gringo no fuese solamente un rumor.
Es que la dirigencia de Newell’s se manejó con absoluto hermetismo y la novedad de que Heinze podía regresar recién se filtró el día lunes, aunque el presidente Ignacio Astore hasta ese momento siguió negando la versión. En cambio, otra fuente vinculada a la dirigencia manifestó que “es el sueño de todos”, aunque aclaró que “no dependía” de las autoridades rojinegras. Lo que hacía suponer que la chance era real, algo impensado hasta entonces.
El silencio de la dirigencia era comprensible. A Heinze no le agrada que se divulgue ninguna gestión que se realice con él, aunque con el paso de las horas los rumores fueron in crescendo. Hasta que desde el mismo club del Parque se anunció lo que todo rojinegro esperaba.
Heinze estaba sin trabajo desde que fue despedido de Atlanta United en julio de 2021. Newell’s ya había intentado traerlo, tras la salida de Fernando Gamboa, cuando el equipo estaba al mando del entrenador interino Adrián Taffarel. En ese momento, Astore lo buscó, pero Heinze prefirió seguir en España, donde estaba haciendo cursos de capacitación.
Esta vez, aceptó el reto de volver a su casa, al club donde se formó como futbolista, se fue muy joven y con pocos partidos, retornó, se consagró campeón y colgó los botines con una emotiva despedida a los 36 años, en 2014. El cariño que le brindaron los hinchas y que el Gringo retribuyó con sus actuaciones adentro de una cancha ahora lo puede seguir haciendo, desde otro lado, el costado de la línea de cal. También movilizado por el espíritu competitivo. Porque, ¿qué mejor que aspirar a grandes objetivos y perseguirlos, con el impulso que da el sentimiento por una camiseta?
El entusiasmo que despertó en todos los hinchas desde un primer momento la simple mención de que Heinze podía retornar a Newell’s deja en claro lo que representa su figura para el pueblo rojinegro. Nadie lo discute. Por el contrario, lo esperaban con los brazos abiertos y hasta se animan a soñar con un futuro venturoso. A Heinze seguramente ese afecto no le pasa por alto. Semejante reconocimiento obedece a todo lo que entregó como futbolista y volver a la entidad, ahora en el cargo de entrenador, representa un interesante desafío en su carrera.
“Soy hincha de Newell’s”
Heinze siempre mostró un espíritu ganador y a partir de su actitud se identificó fuertemente con el club del Parque. No es un nombre más en la historia de Newell’s. Dejó una huella y el hincha lo aprendió a querer. Ese sentimiento fue recíproco y perduró en el tiempo. “Yo no soy hincha del Real Madrid. Soy hincha de Newell’s”, manifestó al diario español AS en 2008 cuando el defensor jugaba para el conjunto merengue. Esas expresiones de alguna manera fortalecían la relación con el pueblo rojinegro, pese a la distancia.
La hinchada pudo disfrutarlo de cerca, durante 2012 y 2014, cuando dejó Roma para conformar aquel conjunto vistoso y exitoso de Gerardo Martino, otro de los ídolos leprosos, como Marcelo Bielsa, al que el Gringo tuvo de entrenador en el seleccionado argentino. El exdefensor fue bastión del Newell’s campeón de 2013 y semifinalista de la Copa Libertadores de ese año.
“Lo mejor que le puede pasar a un jugador-hincha de Newell’s es caminar dando una vuelta olímpica y que la gente te grite dale campeón”, manifestó emocionado el 12 de mayo de 2014 tras jugar su último partido profesional en el Coloso.
El Gringo inició su carrera de entrenador en 2015 y pasó por distintos clubes, Godoy Cruz, Argentinos Juniors, Vélez Sarsfield y Atlanta United de los Estados Unidos. Pero el vínculo afectivo con la lepra nunca se rompió. Y Heinze vuelve a su primer y único amor.