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“Fui a buscar calmar un dolor y salí con otro peor”: Ana Luz denunció mala praxis en la guardia del Vera Barros

En comunicación con La 4×4 Radio, Ana Luz, una joven trabajadora riojana, denunció un hecho alarmante ocurrido en el nosocomio local. Según su testimonio, tras recibir una inyección en la zona incorrecta, sufre intensos dolores que le impiden caminar con normalidad, trabajar con comodidad y realizar tareas cotidianas.

“Gracias a Dios estoy con medicamentos para el dolor, así puedo moverme y trabajar”, expresó al comenzar su relato. Ana Luz explicó que todo comenzó hace tres semanas, luego de una cirugía odontológica por una muela de juicio. En una visita de control, el médico le recetó tres medicamentos para ser aplicados en la guardia de urgencias.

“Paso por la parte de urgencia, entro y la enfermera me dice ‘rescostate y subite la remera’. Le pregunté por qué, si normalmente se coloca en la parte baja por el nervio. Me respondió de forma autoritaria: ‘¿Vos me vas a venir a decir cómo se pone?’, y me lo colocó de golpe, sin avisar ni pedir que respire. Me dijo ‘levantate y andate’”, recordó.

Minutos después, comenzó a sentir un dolor agudo. “Ya no podía caminar. Le dije a mi mamá y ella pensó que eran los medicamentos. Fuimos a buscar la moto y no aguantaba, me dolía la cadera, me faltaba el aire, lloraba del dolor”, relató. A pesar de eso, logró manejar hasta su casa.

El malestar no solo continuó, sino que se intensificó. “No podía agacharme, ni hacer esfuerzo. Me tomé un keterolac para poder ir a trabajar. Ya llevo una semana con el dolor constante. Me cuesta sentarme, caminar o acostarme. El nervio me tira, es desesperante”, detalló. Una enfermera vecina, a la que le mostró la zona de la aplicación, le aseguró que la inyección fue colocada directamente sobre el nervio.

Ana Luz recibió un cóctel de medicamentos: keterolac, ibuprofeno y un tercero que no recuerda. Cuando intentó hacer una queja formal en el hospital, le indicaron que debía dirigirse al Ministerio de Salud, pero hasta ahora no obtuvo respuestas. “Me tienen a las vueltas. No puedo andar. En una semana tengo turno con el médico, pero nunca más me pongo una inyección en el Vera Barros. Es una vergüenza que hagan esto”, concluyó.

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