Carlos III, que fue proclamado como rey el sábado, realizó en la mañana del lunes acompañado por su esposa, la reina consorte, su primera visita como monarca del Reino Unido al Parlamento, en el recinto principal de Westminster, donde los Comunes y los Lores se reunieron para rendir un homenaje, expresar sus condolencias por la muerte de la reina Isabel II y escuchar su primer discurso ante ese cuerpo.
La primera ministra Liz Truss, el ex primer ministro Boris Johnson y el líder laborista Keir Starmer se encontraban entre los diputados, mientras el nuevo monarca pronunciaba su histórico discurso.
Carlos III agradeció los homenajes, lo cuales, consideró, demuestran de forma “muy conmovedora” lo que significó su “querida madre” para él y para todos.
Señaló que la Torre Elizabeth, que alberga el Big Ben, marcará el paso del cortejo fúnebre desde el Palacio de Buckingham al Parlamento el miércoles.
“Como dijo (William) Shakespeare de la anterior reina Isabel, ella fue un modelo para todos los príncipes vivos”, expresó.
Sostuvo que su madre “dio un ejemplo de deber desinteresado” como monarca, y prometió seguir su ejemplo de compromiso con un gobierno constitucional.
Aseguró que no puede evitar sentir el peso de la historia que rodea a los presentes en Westminster Hall.
“El Parlamento es el instrumento vivo y que respira de nuestra democracia”, afirmó.
Al finalizar la ceremonia, los presentes cantaron el himno “Dios salve al rey”, en lugar del “Dios salve a la reina”, que prevaleció por siete décadas.
La ceremonia de despedida
El domingo pasado, el féretro de la reina Isabel II que falleció el jueves pasado a los 96 años, llegó al Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo tras ser recibido por miles de personas.
El cortejo fúnebre realizó un viaje de seis horas desde el Castillo de Balmoral mientras los presentes arrojaban ofrendas florales en el camino.
El ataúd con los restos de la monarca volará a Londres el próximo martes, donde permanecerá en el Westminster Hall a partir del miércoles.
En la tarde del lunes el nuevo rey viajará junto a otros miembros de la familia real a Edimburgo para una procesión detrás del cortejo fúnebre mientras se dirige a la Catedral de Saint Giles, donde los miembros del público tendrán la oportunidad de presentar sus respetos y ver el ataúd.
Esa misma noche, el rey Carlos celebrará una vigilia con otros miembros de la familia real en la catedral.
Según medios británicos, se espera que miles de personas bordeen las calles de Edimburgo para despedirse por última vez a la reina.
Mientras tanto, las multitudes continúan dejando ofrendas y cartas en las rejas del del Palacio de Westminster y los parques aledaños.