Martín Santiago Del Río, el comerciante detenido como presunto autor del doble homicidio de sus padres, quienes fueron hallados asesinados a balazos hace un mes en su casa del partido bonaerense de Vicente López, solicitó ampliar su declaración indagatoria ante los fiscales de la causa, pero exigió también la presencia del juez de Garantías, informaron fuentes judiciales.
El pedido fue formulado por la abogada del imputado, Mónica Chirivin, en un escrito presentado en la causa y en el que pidió que de la diligencia participe el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa, quien en unos días, cuando los fiscales pidan la prisión preventiva del acusado, deberá resolver la situación procesal de Del Río (47).
“Con la celeridad de los plazos, ante la prórroga de la Prisión Preventiva, resulta imprescindible la presencia del Sr. Juez de Garantías, ya que los dichos por mi asistido, en diferentes situaciones y hasta en el mismo art. 308 del código de rito (la primera indagatoria), fueron tomados siempre como inverosímiles, aun sin constatar ni hacer evacuación de citas, manteniéndose los señores fiscales en la sola hipótesis de enrostrar el aberrante crimen a mi ahijado procesal”, indicó Chirivín en el escrito al que tuvo acceso Télam.
Al mencionar los motivos por los que pide la ampliación de la indagatoria, la defensora mencionó “la arbitrariedad manifiesta por parte del Ministerio Público Fiscal, denotada por actuaciones y testimoniales tomadas sin considerar la presencia de este abogado defensor, para garantizar el debido proceso y la defensa en juicio”.
También criticó a los fiscales por haber convocado a “médicos y superiores del autopsiante, y no permitir notificación alguna para esta defensa, a los fines que pudiera convocar un perito de parte, en razón de la pretendida extensión, referente a la data de muerte de las víctimas, y otras diligencias que se exponen en el ‘SIMP’ virtual con posterioridad a su realización”.
Voceros judiciales indicaron a Télam que ahora serán el juez y los fiscales quienes deban fijar una fecha para la nueva indagatoria.
Si se tienen en cuenta las tres declaraciones que brindó primero como testigo –ya sin validez judicial por ser ahora imputado-, y la indagatoria del pasado 8 de septiembre, esta será la quinta versión de los hechos que Del Río dará ante el equipo de fiscales de Vicente López integrado por Martín Gómez, Marcela Semería y Alejandro Musso.
En su primera indagatoria –que tiene 43 páginas y duró más de cinco horas-, Del Río se manifestó inocente, no se reconoció en los videos como el “caminante encapuchado” que quejó filmado yendo y viniendo de Núñez a las inmediaciones de la casa de sus padres en Vicente López y hasta volvió a mencionar como sospechosa a María Ninfa “Nina “Aquino, la empleada que trabajaba hace 12 años con sus padres, que halló los cadáveres y que fue detenida como presunta “entregadora” hasta que la liberó el juez de la causa.
El abogado jubilado, expolicía y comerciante José Enrique Del Río (74) y su esposa María Mercedes Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno-, el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Su hijo menor, Martín Del Río, fue detenido el 7 de septiembre como autor de un presunto doble parricidio y quedó imputado por “doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego”, delito que prevé como única pena la prisión perpetua.
Para el equipo de fiscales, el comerciante que heredó los negocios de su padre fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casa de la calle Melo, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.
Los fiscales creen que el móvil fue económico, ya que no podía sostener la mentira de una mudanza que les había prometido a un departamento de Núñez valuado en más de un millón y medio de dólares que no había terminado de comprar.