El juicio contra un gitano sanjuanino que es acusado de comprar a una joven de San Luis para hacerla su mujer y de maltratarla mientras la tenía cautiva, se suspendió este lunes en la primera jornada. Resulta que la jueza que presidía la audiencia ya había intervenido en la causa anteriormente, entonces tuvo que apartarse. El caso es grave, dado que la chica tiene un leve retraso madurativo y había sido vendida meses antes a otra familia de la misma comunidad de Entre Ríos.
Estaba todo listo para que el juicio arrancase este lunes 17 de marzo. De hecho, la secretaria del Tribunal Oral Federal de San Juan leyó por más de una hora la requisitoria fiscal en la que se detalló la acusación contra Roberto Espiro Mitar, de 24 años, por el delito de Trata de personas, agravada por la recepción y acogimiento mediante violencia y concesión de pago, y por la consumación de la explotación. Ese delito le puede costar una pena de entre 4 y 10 años de cárcel.

La jueza Elina Rattá debió apartarse del caso.
Cuando por fin terminaron de exponer las pruebas reunidas en la etapa de instrucción, se percataron que la jueza Eliana Rattá –que presidía el debate- había firmado en 2024 la elevación a juicio de esta misma causa. Evidentemente la secretaría no se había dado cuenta de semejante dato. Fue así que la abogada María Filomena Noriega y la fiscalía le expresaron a la magistrada que correspondía que se apartara. La doctora Rattá también entendió que debía declararse incompetente, de modo que dio por cerrada la audiencia hasta que se designe un nuevo magistrado. En este caso, le tocaría al juez federal Daniel Doffo.
Roberto Espiro Mitar es miembro de la comunidad gitana y vive en Rawson. Y la víctima es una joven de San Luis que hoy tiene 22 años, que padece un leve retraso madurativo y con una vida llena de dramas. Nunca conoció a sus padres biológicos y pasó su niñez con una familia gitana que la sacaba a vender en la calle. Después estuvo en un hogar del Estado y fue adoptada por otra familia. Luego se puso de novia y fue mamá a los 18 años.

El gitano Mitar es defendido por la abogada María Filomena Noriega.
En 2022 tomó contacto con una tía suya, también de la comunidad, y ahí empezó su pesadilla. Esta mujer la sacó de la casa de sus padres adoptivos en San Luis y la vendió a una familia gitana de apellido Traico, que la llevó a Rio Cuarto, Córdoba, y más tarde a la ciudad entrerriana de Paraná, donde la obligaron a contraer matrimonio con un joven, según la requisitoria fiscal.
Permaneció sólo dos meses en Paraná, pues la chica fue vendida por la familia Traico a Roberto Espiro Mitar de San Juan y de nuevo emprendió viaje. Así fue que la jovencita recaló en una casa de la calle Buenaventura Luna en Rawson a fines de diciembre de 2023 y empezó a ser sometida por ese muchacho que la convirtió en su esposa.

Ella luego declaró que esta familia le quitó los documentos, que la maltrató todo el tiempo y sufrió violencia de género por parte de Roberto Mitar. Además, la sacaban a trabajar vender agujas e hilo para coser y la controlaban día y noche.
La chica estaba retenida contra su voluntad. El 12 de marzo de 2023, mientras andaban vendiendo en la calle, la chica aprovechó un descuido de Mitar y escapó. Minutos más tarde pidió ayuda en la Comisaría 24ta de Rawson, donde la trasladaron al CAVIG y dieron intervención a las autoridades judiciales. Roberto Mitar fue detenido en mayo del 2023.
Según la acusación, la chica regresó a San Luis con su familia adoptiva, pero los gitanos volvieron llevarla por la fuerza y la obligaron a firmar ante un escribano una retractación para salvar al gitano Mitar.
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