Estoy embarazada. No puede ser. Él no sabe nada, ni le voy a contar, tampoco se va a querer hacer cargo ¿Qué van a decir mis papás? La última vez que lo vi fue en el verano y desapareció ¿Qué voy a hacer con la facultad? Con esto los voy a matar a mis papás, me van a echar de la casa ¿Qué dijo la doctora? ¿Qué voy a hacer con un bebé?
En los pasillos del hospital Schestakow el invierno se hacía sentir. Valentina (no es el nombre real) estaba embarazada de 27 semanas y -en ese momento- estaba segura de dar a su hijo en adopción. La obstetra siguió el protocolo y llamó al Tribunal de Gestión Judicial Asociada de Familia y Violencia Familiar de San Rafael. Inmediatamente, la jueza a cargo ordenó la intervención del Registro Provincial de Adopción y al Equipo Interdisciplinario de Adopción.
Valentina tenía 18 años recién cumplidos y vivía con sus padres y su hermana. Nadie sabía que estaba embarazada, ni su familia, ni el padre del bebé, ni sus amigas y quería mantener el secreto porque maternar no era una opción para ella.
En la consulta con la obstetra fue la primera vez que expresó su decisión de dar su hijo en adopción al nacer, después ratificó esa decisión por teléfono con las autoridades y les pidió discreción porque no quería que nadie se enterara ni faltar al trabajo o a la facultad. Por este motivo, no pudo asistir a ninguna entrevista en persona con el Equipo Interdisciplinario de Adopción.
Unos 10 días antes de la fecha de parto, tuvo una nueva comunicación telefónica con el personal de Adopción y nuevamente les dijo que estaba dispuesta a dar a su hijo en adopción cuando naciera. Finalmente, el 19 de septiembre de 2023 nació el bebé.