Nicolás, radicado allí, señaló que, a partir de la llegada de jóvenes para las vacaciones, “hay más gente que nunca”. El alcalde impuso un toque de queda.
La segunda ola de coronavirus ya es una realidad en numerosos sectores del mundo. Uno de los factores del advenimiento se debe a la relajación social como la que, según Nicolás, ocurre en Miami actualmente. Aunque también señaló que la falta de regulación por parte de las autoridades es una de las claves por las cuales la ciudad se pobló increíblemente.
“Es simple: básicamente todos los años tenemos vacaciones, son estudiantes de la universidad que vienen. Este año es algo que no he visto: nuestra ciudad está fuera de control. Nuestro gobernador no implementó regulaciones para jóvenes, todos se enteran de eso y vienen. Hay miles de gentes en las calles, destrucción de propiedad, se atacan unos a otros. No hay respeto para los que viven acá”, comenzó diciendo Nicolás en diálogo con Telefe Santa Fe.
Además, graficó que “específicamente, cuando hay estas vacaciones se ve esta violencia. Es verdad que nunca lo he visto como ahora. Esta ciudad no es muy grande, pero es lo que pasa cuando no hay regulaciones y sí la tienen los otros países. Físicamente no podemos sostener todas estas personas. La policía tiene que usar fuerza porque no se van”.
Con respecto a cómo se encuentra Miami a partir de esto, explicó que “con toda la gente que estamos viendo, nuestra ciudad está en estado de emergencia. Decidieron implementar un toque de queda para las ocho de la noche. Pasé de llegar a mi casa en dos minutos a dos horas. Otros tardaron cuatro horas para llegar a casa”.
“Ahora lo extendieron hasta las 10 porque la policía va y la gente no se va. Mi familia y yo nos quedamos adentro porque lo que hagan no es suficiente. Hay más gente que nunca en esta ciudad”, agregó.
Finalmente, explicó que “es lo que pasa cuando a tu gobierno le interesa más el dinero que los residentes. Dicen que los que están viniendo no están gastando, no hay ese flujo de dinero que querían los gobiernos. Si no gastan y no respetan la ciudad, no sé por qué siguen dejando que vengan”.