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Delivery de cocaína: de la celda a tu casa, por Telegram

Sin inhibidores de señal, los presos diagraman el narco menudeo desde la prisión y financian los soldados que la reparten. Por geolocalización se filtran clientes y hacen su pedido. El Gobierno afirmó en que no hay celulares en las cárceles

En Argentina hay dos tipos de personas, las que saben que los presos tienen teléfonos celulares para cometer delitos o financiarse; y la portavoz del Gobierno, Gabriela Cerrutti, quien en su último papelón de cada semana sostuvo con un discurso duro y fundado que en las cárceles no hay teléfonos. Más allá de la mentira, en la última requisa de la cárcel de Coronda en Santa Fe secuestraron una balanza de precisión con la que pesan la cocaína antes de mandarla a las casas de los clientes, que la piden con urgencia por Telegram.

El proceso es sencillo. Quien quiere comprar cocaína se baja la aplicación Telegram que es libre y sin costo, busca usuarios activos cerca de su geoubicación y espera unos segundos. Ahí aparece una imagen como la que ilustra esta nota, en la que cada uno elige, como si fuera legal, si prefiere un estilo de droga u otra.

En CABA el fenómeno se repite. La aplicación de mensajería genera grupos de chats que uno como usuario puede suscribirse y comprar droga con delivery incluido a cualquier hora. Incluso, en los distintos grupos hay calificaciones y opiniones sobre los distintos vendedores. Alguien que conoce la Inteligencia por dentro cuenta: “En Rosario está lleno de Gendarmes, si sigue pasando es porque la Policía del penal está prendida, sino no puede ser”. La complicidad es evidente.

Las requisas en las cárceles hasta ahora no tienen forma de evitar el problema de la conexión de los presos. En distintos países se plantean soluciones diversas, por ejemplo, obligando a los presos a no tener contacto con el exterior. Los inhibidores de señal son usados en muchos países del mundo para que el teléfono aunque logre ser ingresado al penal, no tenga utilidad para seguir delinquiendo.

La última triangulación de la tecnología y los celulares de cárceles fue el sábado en Puerto Gaboto, a 70 kilómetros de Rosario. Después de 120 días de investigación, miembros de la Dirección de Investigación Criminal sobre Narcotráfico en coordinación con las fuerzas policiales locales, allanaron Magallanes al 500.

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