Merani Noemí García Mejía, una joven madre de 19 años, desapareció tras salir de su casa en Zapopan, México, para ir a una supuesta entrevista de trabajo. Casi un año después, su familia reconoció una mochila, zapatillas y una biblia suyas entre miles de objetos encontrados en Rancho Izaguirre, un lugar que según el grupo Guerreros Buscadores funcionaba como campo de entrenamiento y “centro de exterminio” del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El caso de la joven se convirtió en un ejemplo de las tragedias y el terror que enfrentan muchas familias en México. Jalisco es el estado mexicano con más desaparecidos: casi 15.000 de 124.059 registrados oficialmente, la mayoría desde 2006, cuando se declaró la guerra al narco.

El dolor de los familiares de Merani: “Jamás volvimos a saber de ella”
Merani vivía con su hijo y su esposo en Zapopan. Según contó su hermana Rubí, había recibido una oferta laboral que prometía un sueldo atractivo a través de una agencia. Aunque ella se mostraba escéptica y le aconsejó no confiar, un mes después la joven se subió a un auto particular que pasó a buscarla por su casa.
“Mi hermana publicó fotos en el Uber en el que iba ese día. Jamás volvimos a saber de ella”, comentó Rubí.
“Es un dolor terrible que sentimos, ni se imaginan lo doloroso que es para nosotros no saber de mi hermanita, ella solo buscaba salir adelante con su hijo y darle un futuro mejor“, agregó, sobre el momento en que reconocieron sus pertenencias.

Huesos calcinados, 200 pares de zapatos y un altar a San La Muerte: el horror en Rancho Izaguirre
Tras llamadas anónimas, los grupos “Madres Buscadoras de Jalisco” y “Guerreros Buscadores” realizaron en el Rancho Izaguirre excavaciones en busca de restos.
Abrieron tres hoyos donde descubrieron trozos de huesos incinerados. Para el grupo, esas fosas eran “crematorios”.
En una construcción hallaron varios cuartos con unos “200 pares de zapatos”, ropa amontonada, valijas, productos de higiene y cuadernos con anotaciones sobre armas, apodos, compras y una carta.
“Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo”, escribió un joven que habría sido secuestrado en febrero de 2024, pero que según Guerreros Buscadores volvió con su familia en octubre.

También descubrieron cartuchos de armas largas percutidos, láminas para practicar tiro y un altar a “San La Muerte”, culto arraigado entre delincuentes.
“Estamos hablando de un centro de reclutamiento de nuestros jóvenes”, aseguró a la agencia de noticias AFP Índira Navarro, líder de Guerreros Buscadores.
El de Teuchitlán “era un campo de adiestramiento (…) destinado a la preparación de presuntos sicarios”, opinó Jorge Ramírez Plascencia, que investiga la crisis de desaparecidos en la Universidad de Guadalajara.

El experto sostuvo que el calzado y ropa abandonados pertenecerían a sicarios que suelen recibir prendas militares tras el entrenamiento.
En su opinión, los restos serían de “reclutas asesinados”. Prácticas como la incineración de cuerpos “sirven para formarlos en tortura, desmembramientos, tolerancia a la muerte, tienen que comer cadáveres” o convivir con estos varios días, aseguró.
Desde octubre de 2023, ONGs reportaron el hallazgo de otros seis presuntos “crematorios clandestinos” en Jalisco.

Cientos de tumbas fueron descubiertas en otros lugares del país como la Bartolina (Tamaulipas, noreste), donde autoridades desenterraron 500 kilos de restos entre 2017 y 2021. El gobierno lo llamó “sitio de exterminio”.
El Rancho Izaguirre ya había sido allanado por la Guardia Nacional y la Fiscalía de Jalisco en septiembre de 2024, aunque no habían encontrado nada, lo que fue considerado “perturbador” por la ONU.
“El reciente descubrimiento en México de restos humanos calcinados y cientos de objetos personales, como zapatos y ropa, en un rancho presuntamente operado por un cártel de drogas, es un recordatorio profundamente perturbador del trauma de las desapariciones vinculadas al crimen organizado en el país”, subrayó Elizabeth Throssell, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

“El descubrimiento resulta aún más perturbador dado que el rancho había sido previamente allanado en septiembre de 2024 por la Guardia Nacional y la Fiscalía del Estado de Jalisco, sin que se detectaran pruebas cruciales”, indicó en un comunicado.
¿Qué dicen las autoridades?
La fiscalía de Jalisco admitió que sus primeras pesquisas en Teuchitlán fueron “insuficientes”.
“No es creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales”, dijo esta semana el fiscal general, Alejandro Gertz, quien asumió el caso tras una solicitud de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Tras nuevas inspecciones, la fiscalía de Jalisco aseguró el jueves pasado que “no existen estructuras que fungieran como hornos”, aunque sigue buscando posibles restos.

En 2023, Jalisco tenía 798 fiscales para investigar 137.100 delitos cometidos ese año, una media de 172 casos por agente, según el instituto de estadística INEGI.
La violencia también satura las morgues. Con capacidad para 1.287 cadáveres, las de Jalisco recibieron 5.435 en 2023.
Unos 72.000 cuerpos permanecen sin identificar en los servicios forenses mexicanos, según una investigación periodística.