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Chilecito: detuvieron a la madre de una menor que era abusada por su padrastro

El operativo policial irrumpió en una vivienda de Chilecito con una orden tajante: llevarse detenida a la madre acusada. La policía ejecutó este lunes el pedido del juez Jorge Jalil, quien dispuso su captura inmediata por ser considerada «partícipe necesaria» en los abusos sexuales que sufrió su propia hija. Para la Justicia, ella no es una testigo más: su presencia facilitó el horror.

​La detención llega tras la reactivación de un expediente que dormía desde 2021. Los agentes notificaron a la mujer en su domicilio, señalada por permitir que su pareja atacara a la menor bajo el mismo techo. Según la investigación, la acusada tenía pleno conocimiento de los hechos y, lejos de frenarlos, generó el escenario para que el delito continuara en el tiempo.

​El escrito judicial es contundente y expone una traición familiar que duele. Mientras la chica vivía un infierno y necesitaba protección, quien debía ser su refugio eligió el silencio y la complicidad. La imputación sostiene la hipótesis más dura: sin el permiso tácito o la inacción deliberada de la madre, el agresor no habría tenido la libertad total para dañar a la víctima.

El hecho

El juez Jorge Jalil reactivó una causa que dormía desde 2021, y estremece por la crueldad y la traición dentro de la propia casa. Una mujer fue imputada formalmente como pieza fundamental en el calvario que vivió su hija: según la Fiscalía, ella permitió que su pareja, abusara sistemáticamente de la menor en la vivienda que compartían en Chilecito.

​Lo que describe el expediente es una pesadilla doméstica que duró años. Los ataques no ocurrían a escondidas, sino con el conocimiento total de la madre que presenciaba los abusos sin hacer nada para detenerlos. Incluso cuando la nena le rogaba que no la dejara a solas con el hombre, la mujer ignoraba el pedido y facilitaba el terreno para el horror.

​La investigación revela detalles que duelen… y son tan aberrantes, que no se pueden describir, mientras la respuesta de la madre era el silencio. Lejos de protegerla o denunciar, le advertía a su hija que no contara nada. No fue un descuido, fue una entrega deliberada de quien debía cuidarla, permitiendo que el agresor actuara con total impunidad dentro del hogar.

​Ahora, el fiscal avanzó con la acusación de abuso sexual simple en calidad de partícipe necesaria, entendiendo que sin esa complicidad materna, el daño no se habría extendido tanto tiempo. Es un paso firme para que la víctima, que soportó esto desde los 12 años, empiece a recibir la respuesta judicial que se le negó cuando más la necesitaba.

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