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Caso García Belsunce: “Ojo, Pachelo está armado y amenazando a todos”, la advertencia a la familia de la víctima

Leila Keller, la exesposa de Horacio García Belsunce (h.), uno de los hermanos de María Marta, declaró como testigo en el juicio donde es juzgado el exvecino de Carmel; dijo que le tenía pánico y terror al acusado.

Tenía ganas de hablar, aprovechó y no se guardó nada. Leila Keller, la exesposa de Horacio García Belsunce (h.), el hermano de María Marta García Belsunce, la socióloga asesinada hace casi 20 años en el country Carmel, de Pilar, fue una de las testigos centrales en la décima audiencia del juicio donde es juzgado Nicolás Pachelo, un exvecino de la víctima acusado de ser el autor material del homicidio. Habló de todo: de su miedo y su terror de ser asesinada como a su por entonces cuñada, de los ataques de pánico que sufrió, del primer fiscal de la causa, Diego Molina Pico y de la advertencia que recibió su familia: “Ojo, Pachelo está medio loquito, armado y amenazando a todos”.

Así lo sostuvo Keller ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, integrado por los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin, a cargo del debate. Mientras la testigo declaraba con vehemencia, en el fondo de la sala de audiencias, su hija se emocionaba y lloraba. La joven, Vicky, como la nombró su madre, fue consolaba por un guardia del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que estaba detrás de ella y por el policía Juan Criado, custodio del tribunal, que le llegó a ofrecer agua.

La advertencia a la familia, según Keller, fue transmitida por el abogado José Licinio Scelzi, que en el expediente defendió a Carlos Carrascosa, el esposo de la víctima, después de que el letrado tuviera una comunicación con su colega Roberto Ribas, histórico defensor de Pachelo.

“Ribas lo llamó a Scelzi y le dijo: ‘Ojo, Pachelo está loquito, armado y amenazando a todos’. A partir de ese momento tuvimos custodia. Hasta me llegaron a pasar la patente del auto de Pachelo”, sostuvo Keller.

La comunicación ocurrió, según recordó la testigo, después de la muerte de la Silvia Ryan, la madre de Pachelo, ocurrida el 29 de mayo de 2003.

Ryan, que tenía 60 años, murió tras caer desde su departamento del piso 11 a un patio interno del segundo piso de un edificio de Retiro. Fue el 29 de mayo de 2003. El caso se investigó y se cerró como suicidio.

“Tenía pánico de escuchar la palabra Pachelo. Pensé que iba a entrar en casa y nos iba a matar a todos”, afirmó Keller.

En su relato, la exesposa de Belsunce (h) recordó, además, una llamada de Ribas a su por entonces marido. La comunicación habría ocurrido después de que a principios de diciembre de 2002 se supiera que María Marta había sido asesinada y que el homicida le disparó seis balazos.

“Ribas le dijo a Horacio [por su exmarido] que Pachelo era muy peligroso y capaz de hacer cualquier cosa. Si tuviera 20 [balas], capaz que se las bajaba y no se le movía un pelo”, sostuvo la testigo.

Además de recordar que nunca había sido citada como testigo hasta el momento en que fue llamada por los fiscales Quintana y María Inés Domínguez, funcionaria judicial que falleció después de pedir la elevación a juicio para Pachelo, Keller se refirió en duros términos hacia Molina Pico.

“A Molina Pico lo detestó tanto o más que al asesino de María Marta”, dijo la testigo. Sostuvo que el funcionario judicial dejaba de lado las líneas investigativas que no apuntaban a Carrascosa como sospechoso del crimen.

Seria y decidida, en un momento, miró a los jueces y espetó: “Les pido por favor, si este juicio sirve, hagan algo. No permitan que esta impunidad continue”.

Para Keller, “el asesino estaba dentro de Carmel y no fue Carrascosa”. Cuando Patricio Ferrari, uno de los dos fiscales generales adjuntos de San Isidro, le preguntó las consecuencias que vivió después del homicidio de María Marta, la mujer respondió: “El daño fue total e irreparable”.}

Keller sostuvo que sufrió ataques de pánico, que su hija tuvo “fracaso escolar” y que pasó a ser una chica “callada” y “aislada”, que su por entonces marido “perdió” su carrera como conductor de programas de radios, que su familia “no tenía un peso partido por la mitad” y que para llegar a fin de mes los ayudaba su suegro, el jurista Horacio García Belsunce.

“El apellido [de su marido] pasó de ser un apellido jurídico [García Belsunce padre fue presidente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, entre 2001 y 2004] a ser un apellido de porquería”, afirmó, con dolor.

Careo y un fallido

Tras el testimonio de Keller, Ribas tomó la palabra y cuando todos los presentes pensaron que el abogado iba a desmentir su supuesta comunicación con Scelzi, no lo hizo y entró en un intento de diálogo con la testigo hasta que la mujer afirmó en un tono enérgico que en el momento en que condenaron a Carrascosa, el 11 de julio de 2007, el abogado de Pachelo estaba reunido en un bar con la madre y la hermana de Molina Pico.

En ese momento, Ribas respondió que no era cierto lo que decía Keller. La testigo levantó el tono de voz y sostuvo: “Yo no miento. Es verdad. No sé qué hacía, pero siempre estaba con Molina Pico”.

En un momento, la abogada Raquel Pérez Iglesias, que también defiende a Pachelo evaluó pedir un careo entre Ribas y Keller, pero después quedó descartado. “Habría que llamar a Scelzi”, llegó a decir la letrada, pero le recordaron que había fallecido. Scelzi murió en enero de 2013, a los 56 años.

La audiencia terminó con una pregunta de Ferrari. El representante del Ministerio Público consultó a la defensa de Pachelo si estaba dispuesta a hacer un careo entre su cliente y el testigo Mariano Maggi, que la semana pasada había revelado intimidantes advertencias del acusado.

El careo había sido solicitado en un primer momento por los abogados defensores de Pachelo, pero después de que los fiscales Ferrari, Quintana y Federico González difundiera el audio de una escucha sobre la línea telefónica de Pachelo, los letrados pidieron tiempo para analizar la prueba y, hoy, finalmente, desistieron.

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