“Estamos habilitados como bar al paso y tenemos dos baños. Según una ordenanza municipal, la venta de bebidas alcohólicas es hasta las doce de la noche. Después de ese horario, el local sigue abierto hasta las tres, pero solo para que la gente se siente a comer un pancho”, explicó en declaraciones a La 4×4 Radio.
Sobre las acusaciones de hostigamiento y exhibiciones obscenas, Andrea fue tajante: “Nadie las hostiga, nadie muestra los testículos ni les hace señas. Lamentablemente, la perimetral no sirve porque las casas son linderas”.
También negó cualquier tipo de protección política o policial: “No tengo contacto con ningún político ni tengo comprada la policía”. Además, cuestionó la postura de otros vecinos que respaldaron la denuncia: “¿Por qué no investigan el aguantadero que hacen los del taller?”, en referencia a otro punto señalado por residentes del sector.
En cuanto a la convivencia con los vecinos, Andrea reconoció la molestia que genera la situación, pero afirmó que intenta controlar lo que sucede en las inmediaciones del local. “Cada vez que alguien va a orinar para ese lado, yo los corro. Pero esto excede a mí, no puedo andar en cada pantalón”, expresó.
Finalmente, aseguró que ha cumplido con todas las regulaciones necesarias para el funcionamiento del comercio. “Hace dos años que soy la dueña, ya no hay más para poner en regla, todo está como corresponde”, concluyó.